Cuando un menor acude a consulta, lo hace siempre acompañado por su padre, madre o tutor legal. Para poder atenderlo, el psicólogo debe tener un consentimiento informado y una autorización para realizar el tratamiento con todas las garantías.
El psicólogo informará al padre, madre o tutor de la evolución y desarrollo del tratamiento de su hijo, pero garantizará la confidencialidad de la terapia con el menor, excepto en los casos donde la vida del menor pueda ponerse en riesgo, en este caso el psicólogo debe comunicar al padre, madre o tutor legal esta circunstancia.