Cómo afectan psicológicamente los cambios de estación

Tradicionalmente, los cambios de estación producen desequilibrios en el estado de ánimo de muchas personas. Te explicamos las causas y cómo puedes afrontar estos síntomas.

Según los expertos, parece que las estaciones en las que estamos más activos son verano e invierno mientras que en otoño y primavera tendemos a apagarnos, ¿por qué sucede esto? Una vez más, la respuesta se encuentra en las hormonas.

En otoño e invierno tenemos menos horas de luz solar y, por tanto, los niveles de serotonina descienden progresivamente. No en vano, la serotonina es también denominada «la hormona de la felicidad» y, entre otras cosas, actúa como neurotransmisor y regula aspectos como la ira, la sexualidad, el apetito, el sueño, la temperatura corporal o el estrés.

Los niveles de esta hormona repercuten de forma directa en tu estado anímico, de tal manera que dosis bajas producen depresión y dosis altas se traducen en felicidad. Cuando llega la primavera, las reservas de serotonina y también de Vitamina D (la cual se sintetiza gracias a la exposición solar) y melatonina están bajo mínimos a la espera de ser repuestas. Sin embargo, ésta es además la época en la que más energía necesitamos para salir del estado invernal.

Este desequilibrio entre lo que tenemos y lo que necesitamos, convierte a la primavera en una estación a la que cuesta mucho adaptarse. Tanto es así, que aparecen conceptos como la denominada astenia primaveral.
En torno a 1 de cada 10 personas padece astenia primaveral En torno a 1 de cada 10 personas padece astenia primaveral, ese estado de decaimiento general ante la llegada de la primavera que suele durar aproximadamente dos semanas (aunque en ciertos casos se prolonga en el tiempo). La astenia primaveral puede producir tristeza, irritabilidad, sueño, falta de apetito, etc…

Por otro lado, el otoño también se caracteriza por ser un periodo de inestabilidad emocional debido a que los días comienzan a ser más cortos y la salida del verano se lleva también la elevada luz solar y el calor.

¿Por qué se producen estos cambios anímicos?

La mayoría de los investigadores coinciden en que estos cambios pueden estar desencadenados por la respuesta del cerebro a la disminución de la luz y la relación con ciertas hormonas claves en la regulación de los ciclos de sueño-vigilia, energía y estado de ánimo, como son la melatonina y la serotonina.

La melatonina es una hormona que secretamos de forma natural y que se encarga de regular los ciclos de sueño y vigilia. A última hora de la tarde comienza a aumentar esta hormona en nuestro organismo, manteniéndose a altos niveles casi durante toda la noche y disminuyendo cuando sale el sol.

Por su parte, la serotonina se comporta a la inversa, aumenta cuando la persona se encuentra expuesta a la luz solar. Por eso si la luz disminuye, como suele pasar con la llegada del otoño, pueden aparecer desequilibrios hormonales que afecten a nuestros estados de ánimo.

Sin embargo, hay individuos a los que apenas afectan los cambios de estación. Esto se debe a que las condiciones biológicas, los antecedentes familiares, el contexto personal de cada uno y la tendencia a este tipo de emociones varía en cada persona, y hay gente con más predisposición que otra a padecer estas alteraciones.

Cómo podemos ayudar a nuestra mente con los cambios de estación

Una de las claves más importantes para sortear los cambios de ánimo que se producen con los cambios de estación está en la alimentación:

  1. En otoño e invierno necesitaremos mayor cantidad de alimentos proteicos que nos ayuden a conservar el calor. Por eso, con la llegada del frío es habitual que el cuerpo te demande sopas, caldos y demás alimentos calientes.
  2. En primavera, necesitaremos depurar y aliviar a nuestro organismo de la dieta y el frío invernal, por lo que es aconsejable reducir la cantidad de grasa y aceites que consumimos. Además, consume fruta de temporada para reponer tus niveles naturales de azúcar tan necesarios para superar la astenia primaveral.

Además, y aunque suene a tópico, otro de los recursos naturales más terapéuticos para combatir la astenia primaveral o la irritabilidad del otoño es el descanso. Los expertos subrayan la importancia de permitirse al menos siete horas de sueño ya que dormir tiene un efecto reparador sobre nuestro cuerpo. Además, es conveniente permitirse cinco minutos de descanso cada hora durante la jornada laboral.

Otro de los recursos que podemos utilizar para combatir la astenia primaveral es el deporte. Hacer ejercicio libera endorfinas, por tanto, es una buena herramienta para luchar contra el decaimiento.

¿Los cambios de estación te afectan más de lo debido y estos síntomas te duran más de dos semanas? Quizá deberías buscar las razones en otras causas. Para ello, contar con la ayuda de un psicólogo o terapeuta puede ser muy útil.

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